1. CONTEXTO POLÍTICO, SOCIOCULTURAL Y FILOSÓFICO DE PLATÓN
2.INTRODUCCIÓN
2.1.INFLUENCIA DE SÓCRATES
2.2.INFLUENCIA DE PITÁGORAS
2.3. INFLUENCIA DE PARMÉNIDES
3.EL PROBLEMA DE LA REALIDAD
4.TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
4.1.LA REMINISCENCIA
4.2.LOS CAMINOS DEL CONOCIMIENTO
4.3.EL DESEO DE CONOCIMIENTO
4.4.EL FIN DEL CONOCIMIENTO
4.5.LOS GRADOS DE CONOCIMIENTO
5.ÉTICA
6.POLÍTICA
6.1.PRIORIDAD DE LA POLÍTICA
6.2.ARISTOCRACIA FRENTE A DEMOCRACIA
6.3.SIMILITUD ENTRE EL ESTADO Y EL ALMA
6.4.LA JUSTICIA Y LA LEY
6.5.LA EDUCACIÓN
1. CONTEXTO POLÍTICO, SOCIOCULTURAL Y FILOSÓFICO DE PLATÓN
Platón vivió en el seno de una familia aristocrática y con gran influencia en la política ateniense. Los primeros años de su vida estuvieron marcados por la democracia ateniense dirigida por Pericles y las posteriores guerras del Peloponeso, entre Atenas y Esparta, un conflicto que enfrentaba democracia y oligarquía.
El contexto político. Atenas, tras la victoria de los griegos sobre los persas en el siglo V a. C., se convertirá en la gran potencia del mundo griego. Frente a los gobiernos dictatoriales y oligárquicos en Atenas se puso en funcionamiento un tipo de gobierno popular, la democracia directa en la que todos los que eran considerados ciudadanos – los metecos, los esclavos, las mujeres y los extranjeros no lo eran- tenían voz y voto en la dirección de los asuntos de la ciudad. Esta dimensión democrática de Atenas se complementaba a su vez con una dimensión imperialista que hay que tener en cuenta. Platón, por su parte, se va a convertir en el gran adversario intelectual de la democracia ateniense, motivado en gran parte por la condena a muerte de su maestro Sócrates, pero también porque el advenimiento de la democracia viene acompañado de un reconocimiento de la doxa (opinión) como modo de reconocimiento superior frente al convencimiento de Platón de que la opinión es un conocimiento inferior al que él propone, la episteme (ciencia), en la que fundamenta su régimen político al que podríamos calificar como gobierno de sabios.
Desde la perspectiva del contexto sociocultural hemos de destacar los siguientes hechos: un siglo antes, durante el siglo VI tuvo lugar en el terreno de la Hélade, un lugar geográfico que se extendía desde Sicilia hasta Jonia, una revolución cultural cuyos efectos aún se sienten en nuestros días. En aquel entonces tuvo lugar una ruptura con los modos de comprensión tradicionales, lo que se denomina mito, un modo de explicación de los fenómenos naturales que hace referencia a fenómenos sobrenaturales. Con la aparición de filósofos como Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Parménides, Heráclito... surgió un tipo de explicación alternativo al modelo mítico, el racional (Logos), consistente en la explicación de los fenómenos naturales basándose también en fenómenos naturales. Esta revolución cultural va a tener su máxima expresión en Platón, que va a ser el más lúcido defensor de la sustitución de la comprensión mediante imágenes míticas por el pensamiento conceptual.
La juventud de Platón estará marcada por el esplendor cultural de la democracia ateniense de Pericles. Destacan Esquilo o Sófocles en lo que respecta a la tragedia, Aristófanes en la comedia, Fidias en la escultura, el propio Pericles en la política, Gorgias en la sofística y Demóstenes en la oratoria
En el marco del contexto filosófico, los grandes protagonistas de la escena filosófica durante el siglo V a. C., fueron los sofistas, un conjunto de pensadores griegos que tienen en común dos características fundamentales: entre sus enseñanzas incluyen un conjunto de disciplinas humanísticas (retórica, moral, derecho...) y que son los primeros profesionales de la enseñanza. Por lo tanto su principal objetivo era de carácter pedagógico, un proyecto educativo que rompía con la tradición cultural ateniense basada en las enseñanzas de Homero. Los sofistas, por tanto, fueron los responsables del giro antropológico en filosofía, es decir, el cambio de problemas relevantes, desde las preguntas presocráticas por el origen y la estructura de la fisis (la naturaleza) hasta las nuevas preguntas sofistas por el conjunto de las instituciones y normas humanas, el nomos, que para los sofistas era una cuestión subjetiva y relativa, producto de las convenciones humanas. Frente a este relativismo de los sofistas se levantó Sócrates, el maestro de Platón, una figura legendaria de la filosofía, y que en su búsqueda de definiciones universales y absolutas puso las bases para la posterior filosofía de Platón. Con veinte años comenzó sus contactos con Sócrates, un filósofo que Platón admiraba y se convirtió en su discípulo. La influencia socrática es notable en la filosofía platónica, sobre todo en su etapa de juventud. Durante esta etapa sucedió la derrota ateniense en la guerra, que llevó a la ciudad a un gobierno autoritario impuesto por los vencedores espartanos (gobierno de los treinta tiranos). Sin embargo, este gobierno no fue capaz de asegurar el orden y la justicia, y pronto fue reinstaurada la democracia. No obstante, la democracia nunca volvió alcanzar el esplendor anterior. Precisamente en este segundo periodo democrático ocurre la acusación y muerte de Sócrates. Estos hechos alejaron cada vez más a Platón de la política, y le llevaron a preocuparse por cuestiones más teóricas.
Platón inició una serie de viajes que le llevaron por distintos países. En Egipto conoció a discípulos de Heráclito y Parménides, los dos autores que iniciaron el problema del cambio, y también se relacionó con algunos matemáticos, sobre todo los pitagóricos de Sicilia, que influenciaron de gran manera el pensamiento del filósofo.
Tras el viaje a Sicilia, Platón volvió a Atenas y fundó la Academia, una escuela que fue el centro cultural de Atenas durante muchos siglos, y donde se gozaba de una gran libertad intelectual y se estudiaban multitud de materias. En esta etapa académica Platón desarrolló sus teorías y obras más importantes.
Con 60 años, inició un nuevo viaje a Sicilia para intentar implantar el ideal político de su obra La República. Sin embargo, el viaje fue un fracaso, y dos años después volvió a la Academia. Durante esos dos años en Sicilia, Platón llevó a cabo numerosas meditaciones sobre su filosofía y que le condujeron a la duda sobre su validez. Una vez de vuelta a Atenas, conoció a Aristóteles, que fue un gran estímulo para él, y vivió el resto de sus días revisando sus obras y escribiendo otras nuevas.
2.INFLUENCIAS
2.1.INFLUENCIA DE SÓCRATES
Sócrates proponía la búsqueda de conceptos o definiciones absolutas y universales. Estas definiciones eran de carácter moral. A Sócrates le interesaba saber qué era lo justo, el valor, la prudencia, etc., y no le interesaba conocer multitud de cosas justas o de hombres valientes. Pensaba asimismo que todos sabemos o tenemos el conocimiento de estos valores éticos en nuestro interior, sólo que a veces no sabemos que lo sabemos o confundimos unos con otros e intentaba, mediante su dialéctica, hacer que su interlocutor reconociese la verdad moral que yacía en su interior. Sabiendo que es lo justo o lo bueno, seremos nosotros mismos más justos y buenos. Debemos conocer para ser buenos, sólo es malo quien es ignorante, pues nadie hace mal a sabiendas.
A Platón, como a Sócrates, le interesa llegar a definir la justicia o el valor. Le interesa llegar a conceptos universales de carácter ético y esto es una clara influencia de su maestro; pero amplía su interés a todos los conceptos posibles. A Platón le interesa saber qué es ser justo y prudente, pero también qué es ser árbol o piedra. Platón llama a estos conceptos universales Ideas y les da una realidad objetiva que no tenían en Sócrates. La Idea en Platón existe realmente y no sólo en la razón del sujeto que conoce como afirmaba Sócrates en relación a los conceptos morales.
Pero en Platón, como en Sócrates, existe una gran preocupación ética. Para Sócrates conocer tenía una finalidad y es la de ser buenos o mejorar nuestro espíritu y conducta. Para Platón debemos conocer las Ideas para, al final, conocer la Idea de Bien, la idea reina, y poder ciertamente mejorarnos éticamente, pero sobre todo poder gobernar con más acierto. Lo que en Sócrates era sólo una crítica al sistema, la política, en Platón es la principal preocupación. Quien conoce la Idea de justicia y la de Bien es el que más capacitado está para ser justo y para gobernar con justicia. Esta idea socrática cristalizará en Platón como una ideal forma de Estado.
1.2.INFLUENCIA DE PITÁGORAS
La influencia pitagórica en Platón está diluida en toda su filosofía, pero trataremos de concretarla en dos puntos esenciales:
1º) Para los pitagóricos la filosofía no sólo era teoría y conocimiento, sino además una forma de vida en común, una actitud vital. Los pitagóricos vivían en sectas religiosas donde realizaban en comunidad su ideal de conocimiento. Platón es el primer filósofo que rescata esta idea de filosofía como forma de vida y crea, para ello, la Academia: un lugar común donde Platón y sus discípulos intentaban realizar su ideal, su actitud vital comprometida con el conocimiento, la ética y la política.
2º)La veneración a las matemáticas. Platón estaba tan de acuerdo con esta veneración matemática que hizo imprimir en la puerta de la Academia una frase significativa: «No entre aquí quien no sepa geometría». En la Academia platónica se enseñaba sobre todo geometría y muchos eran los pitagóricos que enseñaban allí (el famoso matemático Eudoso entre otros). Cuenta Aristóteles que Platón expuso una conferencia sobre ética y la multitud de asistentes se vio, al final, desilusionada porque sólo se hablaba de números, figuras y relaciones. Esta actitud matemática se evidencia en toda su obra, sobre todo en el Timeo, donde expone su cosmología. Incluso las Ideas que eran sólo conceptos llegan a evolucionar, en la teoría platónica, a números y relaciones; y las disciplinas matemáticas: aritmética, geometría, astronomía y armonía, conformaban una serie de disciplinas (propedéutica), esenciales para cualquier persona que anhelase de verdad el conocimiento.
2.3INFLUENCIA DE PARMÉNIDES.
Como ya sabemos la gran pregunta metafísica que todos los grandes filósofos se hacen es acerca de la realidad: ¿qué existe?, ¿qué hay? Platón tampoco obvia esta crucial pregunta y como los filósofos presocráticos, incluido Heráclito y Parménides, dará su repuesta al problema planteado. De esta forma Platón entronca con la tradición metafísica de sus predecesores.
Recordemos que Heráclito dio prioridad al mundo de los sentidos y concluyó que el cambio, el devenir, era en el fondo la realidad, pues los sentidos nos muestran que todo cambia en el tiempo. Parménides, haciendo caso a su razón, concluye que es el ser: una abstracción lógica y racional. ¿Qué partido tomará Platón?
Es obvia, en este caso, la influencia de Parménides. La razón no miente y los sentidos sí. Por tanto al dar Platón prioridad al mundo racional se delata como continuador, en alguna medida, de Parménides: existen dos mundos y sólo el de la razón es real. Pero Parménides postulaba la existencia del ser y este era uno, inmutable, estático, eterno. Platón, en cambio, divide el ser de Parménides. No existe un ser sino multitud de ellos a los que Platón llama ahora Ideas; pero cada Idea es, como el ser de Parménides, inmutable, estática y eterna. ¿Qué pasa con el mundo de los sentidos? Posee una realidad secundaria, ilusoria. Así pues lo que ha hecho Platón respecto a Parménides es sólo dividir el ser.
3.EL PROBLEMA DE LA REALIDAD (ONTOLOGÍA): LOS DOS MUNDOS
¿Qué existe? El mundo de las Ideas existe, no sólo en nuestra cabeza, existe con independencia de que lo pensemos efectivamente. Por eso la doctrina de Platón es conocida como realismo de las Ideas. Las Ideas, pues, tienen una existencia de primer orden. Son la realidad misma, invisible a los ojos pero inteligible para la razón. En el mundo de las Ideas existen los modelos estáticos, petrificados, de las cosas sensibles. Si en el mundo aparente hay multitud de árboles imperfectos que nacen, cambian y mueren, en el mundo de las Ideas está el árbol en sí: eterno, perfecto y estático; el modelo ideal en virtud del cual los árboles sensibles son copias o sombras.
Otra característica del mundo de las Ideas es que está jerarquizado. Las Ideas están ordenadas en niveles. El nivel más ínfimo es el de las ideas de cosas sensibles, luego, en otra jerarquía superior, estarían las ideas matemáticas. La jerarquía más elevada es la de las Ideas éticas y estéticas. Por último estaría la Idea de Bien: la Idea reina.
Las Ideas están también entremezcladas. No hay ninguna Idea que no conste o tenga a su vez algo de otras Ideas. No hay pues una Idea pura, sin mezclar, excepto la Idea de Bien. Todas las Ideas tienen algo o participan de la Idea de Bien, pero la Idea de Bien no tiene nada de otras Ideas.
Caracteristicas de las Ideas:
-Definiciones universales.
-Existencia real y objetiva.
-Eternas
-Inmutables.
-Inmateriales.
-Modelos perfectos de las cosas sensibles
-Entremezcladas
-Jerarquizadas
Hasta ahora hemos profundizado en el mundo de las Ideas y sabemos que hay multitud de ellas, que son la verdadera realidad, estáticas, eternas, inmutables; pero ¿qué sabemos del mundo de los sentidos? Sabemos que es un mundo irreal, engañoso, donde sólo vemos cambio y multitud. ¿Cuál es el origen de este mundo? Platón lo explica en el mito del origen del mundo sensible en su dialogo Timeo y La República. El mundo ha sido construido por un artífice o demiurgo sobre materia eterna que modeló a imitación de las Ideas que él mismo contemplaba. Lo que le impulsó a formar el mundo fue su bondad: el fin del mundo es el bien.
En este mito se adivinan cuatro causas del mundo sensible: una causa material (la materia eterna); una causa ordenadora o eficiente (el Demiurgo); una causa final (la Idea de Bien) y una causa ejemplar o modélica (las Ideas). El Bien es causa, además, de todas las Ideas.
4.TEORÍA DEL CONOCIMIENTO (EPISTEMOLOGÍA)
4.1.LA REMINISCENCIA
Primero habrá que plantearse por qué es posible conocer, pues el mundo de las Ideas parece, en principio, inaccesible para el hombre. Esta pregunta es contestada en el mito del origen del hombre y de las ciencias. Para Platón el hombre está compuesto de cuerpo y alma (dualismo antropológico). El cuerpo pertenece al mundo sensible. Por tanto su situación natural es el mundo sensible. El alma pertenece al mundo de las Ideas. Su situación natural es el mundo inteligible. El cuerpo es, como las cosas sensibles, cambiante y contingente; nace y muere. El alma es como las Ideas, de carácter espiritual, inmutable y eterna. Por tanto el alma es inmortal. Existía antes de unirse al cuerpo y existirá después de la muerte de éste. Por una suerte de pecado el alma es arrojada, como castigo, al mundo sensible donde se encarna en un cuerpo (de la unión accidental del alma y el cuerpo). El alma experimenta el cuerpo como si fuese una cárcel de la que desea salir para regresar al mundo de las Ideas. Esta es la causa de su vocación por el conocimiento de las Ideas (filosofía como purificación del alma). El alma, al ser eterna y tener sus raíces naturales en el mundo de las Ideas, tiene conocimiento de dichas Ideas (las Ideas son innatas en el hombre). Pero cuando el alma se une al cuerpo, este conocimiento se olvida, aunque no se pierde. Por ser algo olvidado, pero no perdido, es posible recordarlo mediante un adecuado método de educación y aprendizaje. Por lo tanto, a la pregunta primera de por qué era posible el conocimiento la respuesta es porque, en el fondo, ya poseemos el conocimiento y lo único que hacemos, cuando conocemos, es recordar lo olvidado. Se suele denominar esta explicación platónica del conocimiento como recuerdo como teoría de la reminiscencia o anámnesis.
4.2.LOS CAMINOS DEL CONOCIMIENTO
¿Cómo es posible conocer? ¿Cómo es posible recordar? El conocimiento es posible gracias a la dialéctica. En un sentido socrático, la conversación o dialogo que aspira a una ascensión que va de lo múltiple y sensible mediante el análisis hacia lo único e inteligible mediante la síntesis. Esta ascensión de lo sensible a lo inteligible es posible porque las cosas sensibles se parecen a las Ideas (son copias) y suscitan el recuerdo del original (la Idea).
4.3. EL DESEO DE CONOCIMIENTO
¿Por qué el hombre desea conocer?. Hay un cierto impulso erótico o amoroso que atrae al hombre hacia las Ideas. El objeto de amor es siempre la Belleza (identificada a menudo en Platón con el Bien y la Verdad). El Bien y la Belleza están en todas las cosas por imitación o participación y en todas las Ideas por participación. El hombre ama el Bien y la Belleza y por eso quiere poseerlo conociéndolo. El amor platónico no es más que este impulso natural al conocimiento.
4.4.LA FINALIDAD DEL CONOCIMIENTO
¿Cuál es el fin último del conocimiento? El fin ultimo del conocimiento es llegar a conocer la Idea de Bien. En un sentido individual esto implica una total catarsis y purificación del alma. Esta es la razón por la que el filósofo desea mantenerse en esta situación una vez alcanzada (desea, por decirlo de alguna forma, vivir en una ermita disfrutando de la paz interior a la que ha llegado). En un sentido colectivo esto implica una obligación social del filósofo, un deber, hacia los demás. Aunque no lo deseara debe volver al “mundo” y gobernar la ciudad, pues es el más capacitado para aplicar justicia al ser quien mejor conoce la Idea en cuestión. El reclamo del Estado al filósofo es asumido por el filósofo por varias razones. El Estado ha hecho posible su educación y esta debe, en justicia, revertir en un bien colectivo. El filósofo, además, es un hombre justo que no se puede negar a una recomendación justa aún a pesar de sus deseos.
4.5.LOS GRADOS DE CONOCIMIENTO
Toda persona que anhele conocer ha de pasar, necesariamente, por cuatro grados de conocimiento. Estos grados son el recorrido necesario desde la ignorancia hasta el conocimiento. Platón lo representa geométricamente como una línea recta dividida en cuatro segmentos. Esta es la razón por la cual este recorrido se conoce como el símil de la línea:
eikasia pistis dianoia noesis
ignorancia conocimiento
Para Platón quienes están en situación de máxima ignorancia son, sobre todo, los artistas que imitan la naturaleza. Los artistas están confundidos y confunden a los demás pues sus objetos son meras copias de las cosas sensibles y, por tanto, copias de copias. La realidad, para un pintor, es su obra, su representación y no las Ideas. Platón, por tanto, rechaza el arte imitativo. El artista está en el grado ínfimo de conocimiento, el grado de eikasia o imaginación. El arte no tendrá lugar en el proyecto político platónico.
Para los demás hombres, el hombre común, la realidad son las cosas sensibles: el árbol o la mesa que vemos o tocamos y no las Ideas. Quienes así piensan están en el grado de conocimiento de pistis o creencia y supone una cierta ascensión sobre el anterior, aunque seguimos estando errados.
Tanto eikasia como pistis confunden la realidad con cosas u objetos del mundo sensible; sea esto un lienzo que representa un árbol o el árbol mismo que vemos y tocamos, pero estas cosas son, siempre, cambiantes, nacen y mueren. Ambos grados los sitúa por ello Platón en el estado de conocimiento de doxa u opinión.
Cuando a un matemático le preguntamos qué es ser triángulo o número es capaz de abstraer la esencia de triángulo, por ejemplo, de la multitud de cosas triangulares aunque no sepa aún dar una definición clara. Sabe, sin embargo, que las cosas no son la realidad. El matemático trata, en sus teoremas, con esencias: figuras geométricas y números, y esto es un factor positivo y un cambio radical respecto al hombre común, pues sabe que la realidad no son las cosas. Pero posee también un factor negativo. No sabe aún definir los objetos con los que trata, sólo se sirve de ellos. El matemático está pues en el grado de conocimiento de dianoia o pensamiento y trata con esencias eternas aunque no sepa definirlas. Las disciplinas matemáticas: aritmética, geometría, astronomía y armonía, constituyen las disciplinas preparatorias para el siguiente grado y se denominan por ello propedéutica.
Cuando somos capaces de definir triángulo o número o cualquier otro concepto somos filósofos y estamos en el último grado de conocimiento posible, la noesis o ciencia. En este grado nos queda alcanzar el concepto más importante: la Idea de Bien. El proceso por el cual se va de una Idea a otra superior en la jerarquía hasta alcanzar la Idea de Bien lo denomina Platón dialéctica (como vimos anteriormente Platón también denomina dialéctica al proceso más amplio que va del mundo sensible a la Idea de Bien).
Tanto en dianoia como en noesis tratamos con esencias o Ideas y por eso estamos en el ámbito del mundo inteligible y en un estado de conocimiento superior a doxa. Estamos ahora en el estado de episteme o conocimiento propiamente dicho:
Estado de conocimiento |
Grado de conocimiento |
Objeto de conocimiento |
Sujeto de conocimiento |
|
EPISTEME |
Noesis o ciencia |
Ideas e Idea de Bien |
filósofos |
Dialéctica |
|
Dianoia o pensamiento |
objetos matemáticos |
matemáticos |
Propedéutica |
DOXA |
Pistis o creencia |
cosas sensibles |
hombre común |
|
|
Eikasia o imaginación |
sombras, reflejos o copias de las cosas sensibles |
artistas |
|
5.ÉTICA: FELICIDAD COMO ARMONÍA DE LAS TRES PARTES DEL ALMA
Para Platón el hombre está constituido por dos partes: cuerpo y alma. El alma a su vez se divide en tres partes funcionales (no materiales): una parte racional, otra irascible (voluntad) y otra concupiscible (instinto). Cada parte del alma tiene una función propia. La parte racional tiene la función propia de la sabiduría, la prudencia y el gobierno de las otras dos partes. La parte irascible tiene la función propia de la fuerza y la sumisión a la parte racional y la parte concupiscible tiene la función propia de la templanza o moderación en la expresión de sus deseos y la sumisión a la parte racional. Cuando cada parte del alma cumple su función propia alcanza así su virtud. Cuando las tres partes cumplen su función propia se produce, entonces, la virtud más importante: la justicia. Gobierno sabio y prudente de la parte racional; fortaleza y sumisión de la parte irascible y templanza y sumisión de la parte concupiscible constituyen las tres virtudes esenciales del alma. Cuando se dan a la vez se produce, como dijimos, la justicia o armonía entre ellas.
Además, para Platón cada parte del alma habita en un lugar concreto del cuerpo. La parte racional en el cerebro, la parte irascible en el corazón y la parte concupiscible en el vientre. Las dos primeras partes del alma son consideradas sede de pasiones nobles y Platón las relaciona con dos metales preciosos: el oro (la parte racional) y la plata (la irascible). El alma apetitiva es sede de pasiones innobles y Platón la relaciona con el bronce. De las tres partes del alma sólo la racional es inmortal.
La teoría de las tres partes del alma la expone Platón en el mito del carro alado, en el dialogo Fedro. Compara el alma con un carro alado regido por un cochero o auriga y llevado por dos caballos: uno bueno, dócil, y otro malo y rebelde. Para que el carro avance y vuele (alcance la felicidad), es necesario que el cochero (parte racional) pueda dominar a los dos caballos diferentes y con distintas tendencias. Uno es bueno, fuerte, bello, y dócil (parte irascible) y el otro es malo, horrible, y rebelde (parte concupiscible):
mito del carro alado partes del alma virtudes
-
cochero
p. racional
Sabiduría, prudencia y gobierno
caballo bueno
p. irascible
Fuerza y obediencia
caballo malo
p. concupiscible
Moderación y
obediencia
6.POLÍTICA
6.1.PRIORIDAD DE LA POLÍTICA
Para Platón la preocupación política-etica tiene prioridad sobre el conocimiento y aun la política sobre la ética. La teoría del conocimiento está en función de su teoría ética y el ideal ético es irrealizable sin un Estado, sin una política adecuada. A Platón le interesa que los hombres conozcan la Idea de Bien para que estos hombres sean ellos mismos más buenos y justos y puedan, por tanto, gobernar más acertadamente. El filósofo debe elevarse al mundo de las Ideas para luego descender y gobernar la ciudad.
6.2.UTOPÍA ARISTOCRATICA FRENTE A DEMOCRACIA
Toda actividad humana más o menos compleja implica un conocimiento previo, una cierta sabiduría. No todos los hombres están capacitados ni son aptos para hacer según qué cosas. Si se me estropea el televisor no dejo que cualquier chapuzas intente arreglarlo. Me aseguraré que el hombre que lo intente arreglar sepa como funcionan los televisores y será una garantía que me muestre un título que pruebe que ha dedicado algunos años de su vida a estudiar el funcionamiento de los televisores.
Para Platón el gobierno de un Estado es una tarea complicada; más que arreglar televisores o diseñar trajes. El gobernante debe diseñar leyes justas y administrarlas con justicia. El conocimiento de lo que está bien o mal, de lo que es justo o injusto, no es un conocimiento fácilmente asequible. Si no investigamos, si no estudiamos y nos esforzamos, nuestros conocimientos de la justicia, el bien, etc., serán muy rudimentarios. Es cierto que todos tenemos algunas nociones de lo que es justo o bueno, pero si no profundizamos en estas nociones primarias no tenemos las garantías de que estemos en la verdad. Así pues, no todos los hombres están igualmente capacitados para gobernar un Estado. Los más capacitados para esta tarea son los que se han pasado la mayor parte de sus vidas intentando saber: los filósofos. Los filósofos, si de verdad han realizado correctamente su camino de conocimiento, han llegado a conocer la justicia en sí y el bien en sí. Los filósofos son, por tanto, los que más saben de los conceptos éticos y políticos necesarios para gobernar un Estado; son pues los más aptos o capacitados para la tarea de gobierno. En virtud de esta consideración la política de Platón es una aristocracia o gobierno de los más capacitados.
Es obvio que Platón tenía en muy poca estima la forma democrática de gobierno. La democracia es un sistema disparatado. Todos los ciudadanos promulgan leyes y las administran. La democracia pretende que todos los ciudadanos son aptos, capacitados, para gobernar y por tanto conocedores de los ideales de justicia o bien. Pero ¿por qué la cuestión política ha de ser distinta a arreglar televisores o diseñar trajes? La virtud política y ética es una cuestión de conocimiento. El razonamiento de Platón es muy acertado, pero no del todo correcto. Si la virtud política es una cuestión de conocimiento es cierto que la mejor forma de gobierno es la aristocracia; pero si no es una cuestión de conocimiento la conclusión puede ser otra. Platón da por sentado, en este planteamiento, que la virtud política es conocimiento: el político ha de ser como el técnico de televisores o el sastre, un sabio en su respectivo oficio.
¿Hay alguna objeción a lo que Platón dice? Quizá sí. No es claro que los conceptos de justicia o bien sean cognoscibles como 2+2=4. Muchos hombres igualmente sabios y con equivalente dedicación han llegado a conclusiones distintas, a “conocimientos” distintos. Muchos consideran que la justicia es sobre todo igualdad, otros libertad; unos abogan por un estado poderoso, otros por un estado inexistente. La discusión política es algo vivo y no definitivamente resuelto. Es posible que la virtud política sea una cuestión de gusto u opinión o bien es posible que sea una cuestión de conocimiento, pero sin tener nunca las garantías de haberlo alcanzado. Conclusión: no hay sabios sobre la virtud política. Platón expresa este problema en el diálogo Menom
6.3.SIMILITUD ENTRE EL ESTADO Y EL ALMA
Platón concibe el estado como un organismo similar al alma. El Estado, como el alma, está constituido por tres partes distintas (clases sociales). Cada clase social tiene una función propia. La clase social de los filósofos tiene la función propia de ser sabia, prudente y gobernar a las demás. La clase social de los guardianes, auxiliares o militares tiene la función propia de ser fuerte, valiente y obedecer a los gobernantes. La clase social de los artesanos tiene la función propia de la templanza, la producción de bienes y obedecer a la clase de los filósofos.
Si los filósofos gobiernan con sabiduría la clase social de los filósofos alcanza su virtud. Si los guardianes son fuertes, valientes y obedientes a los filósofos alcanzan su virtud. Si los artesanos son productivos y obedientes al gobierno alcanzan su virtud.
Si las tres clases sociales realizan su función alcanzando sus respectivas virtudes al unísono, se consigue la armonía entre las partes, la virtud suprema: la justicia, gracias a la cual se alcanza el Bien supremo para el Estado.
6.4.LA JUSTICIA Y LA LEY
Las leyes serán buenas cuando faciliten que cada clase se ocupe de su función propia y malas al contrario. Por eso las leyes de la república platónica reglamentarán la actividad de las distintas clases sociales, de modo que cada una cumpla su función. Las leyes han de ser también estables y duraderas, pues sólo se respeta lo establecido hace tiempo.
Respecto a los gobernantes y guardianes la ley ha de tratar que estas dos clases no se enemisten, pues lo peor que le puede ocurrir a un estado es que ambas clases se enfrenten. Comúnmente los motivos de disputa entre hombres es siempre la propiedad privada. Es fácil que alguien se enfade con otro porque le ha quitado la mujer, le ha robado el reloj o ha invadido su casa. Para que esto no ocurra entre gobernantes y guardianes la ley suprimirá la propiedad privada entre estas dos clases. Los hombres vivirán en comunidad de mujeres, hijos y bienes. O si se prefiere, para evitar susceptibilidades feministas, las mujeres vivirán en comunidad de hombres, hijos y bienes.
Respecto a los artesanos la ley proclamará lo que debe recibir este por su trabajo. La riqueza que el artesano recibirá no habrá de ser mucha porque el artesano querría, entonces, dejar de ser artesano y dejaría por tanto de cumplir su función. La riqueza tampoco habrá de ser mínima porque entonces el artesano moriría de hambre o provocaría la revolución. Se le debe asignar un salario que le mantenga atado a su oficio y no provoque una situación de miseria. A los artesanos se les estará permitido tener propiedad privada, mujer e hijos.
Hemos visto lo que dice la ley en relación a las clases; pero ¿qué dice respecto a los colectivos? Respecto a los niños la ley designa que el Estado se debe hacer cargo de su educación y crianza. Además, el Estado gobierna las uniones de los progenitores en función de crear hijos sanos y capaces y proclama el tiempo adecuado en que se realizarán las uniones.
Respecto a las mujeres el hecho anterior hace que estas participen en la vida pública en pie de igualdad con el hombre, incluso en la guerra, pues la mujer no se encuentra ya atada a la crianza de sus hijos. Platón considera al hombre y a la mujer con los mismos talentos y facultades, aunque reconoce una cierta debilidad física por parte de la mujer en comparación con el hombre.
6.5.LA EDUCACIÓN
Platón cree que cada individuo tiene una predisposición temperamental dependiendo de la parte del alma que predomine. La parte concupiscible es la que predomina en los artesanos, la irascible en los militares y la racional en los filósofos. Platón piensa que el temperamento se hereda de padres a hijos, y que lo mejor que le puede pasar un individuo, y por ende a la sociedad, es recibir una formación de acuerdo con su natural modo de ser, y pertenecer a la clase social correspondiente. Hoy diríamos que un tipo activo y aventurero no sería muy feliz si le obligaran a trabajar de oficinista, y la sociedad en su conjunto, siguiendo el espíritu de Platón, tendría un aspecto más saludable si se tuviese en cuenta el natural modo de ser de cada uno a la hora de constituir los gremios profesionales.
Así pues, el proceso educativo en el Estado ideal de Platón tendrá dos tareas. Primero, tratar de detectar el alma predominante en el individuo en una especie de auscultación psicológica que tendrán que llevar a cabo los maestros, es decir, los filósofos, y segundo, proporcionar la formación adecuada.
El proceso de educación tiene tres niveles. Un nivel básico, para los artesanos, un nivel medio para los militares, donde se enseñarán fundamentalmente matemáticas y estrategias guerreras, y uno superior para los filósofos, constituido básicamente por la dialéctica. En rigor, la auscultación psicológica para detectar el temperamento del individuo no es necesaria para los hijos de los artesanos. El Estado sabe a priori que en ellos predominará el alma concupiscible. Siendo éste el alma predominante en los progenitores es el que heredará inevitablemente el hijo. Para Platón es tan inconcebible que el hijo de un matrimonio de artesanos tenga una natural predisposición a la filosofía como un matrimonio de negros, con ancestros también negros, tenga un niño blanco. La auscultación psicológica es sin embargo imprescindible para los niños que proceden de la comuna, pues el Estado no sabe a priori si predomina en ellos el alma racional o irascible debido a la incertidumbre sobre sus progenitores concretos.