lunes, 16 de marzo de 2020

SOMOS SERES SOCIALES

TEMA 4



Nacemos desvalidos, con necesidad de ser cuidados y alimentados. Por eso nacemos en el seno de un grupo que se ocupará de nosotros. Este primer grupo al que pertenecemos suele ser nuestra familia. En ella se produce el primer aprendizaje social: el lenguaje. Con el lenguaje aprendemos también costumbres y normas que benefician al grupo familiar y fomentan el afecto y respeto mutuo. Sabemos que debemos comer a una hora, lavarnos los dientes, etc. Con el respeto a nuestros padres aprendemos a reconocer su autoridad. Y con el afecto familiar desarrollamos nuestra empatía gracias a la cual somos capaces de ponernos en el lugar del otro y sentir alegría o tristeza con ellos. Solemos llamar a todos estos aprendizajes Educación. Los sociólogos llaman a este proceso por el cual nos vamos educando en la familia cuando somos pequeños socialización primaria. Dura aproximadamente hasta que vamos al colegio, o sea, hasta los cinco o seis años. Aunque en realidad la educación familiar sigue produciéndose durante mucho más tiempo.
Según vamos creciendo vamos descubriendo otras formas de sociedad. Se produce entonces una socialización secundaria que dura toda la vida: en la adolescencia con los compañeros de clase y las pandillas de amigos aprendemos valores como el compañerismo y la lealtad. Cuando somos adultos tomamos conciencia de que todos formamos una inmensa sociedad donde la mayoría de usos, costumbres y valores son compartidos. En ella distintos grupos humanos se dedican a diferentes cosas, trabajan en distintos oficios para beneficio de todos. Unos son panaderos, otros mecánicos, tenderos, ingenieros, etc. Pertenecemos a una aldea o a un pueblo. Muchos pueblos semejantes se unen y conforman un Estado o sociedad política. En el Estado todos estamos sometidos a una ley y un poder que tiene suficiente fuerza para obligarnos a cumplirla o castigarnos si no lo hacemos. La ley pretende evitar injusticias y fomentar cierto orden con la intención de beneficiar a todos.
Los animales también son sociales a su manera. En muchos mamíferos como los lobos o los leones el macho y la hembra constituyen, con sus crías, una especie de asociación familiar necesaria para que las crías salgan adelante. Y multitud de familias de abejas y hormigas son capaces de vivir juntas en una especie de gran y compleja sociedad como son las colmenas y los hormigueros conformando así algo parecido a las aldeas o pueblos humanos. Allí cada uno sabe lo que tiene que hacer y todos realizan una actividad para beneficiar al grupo: unos trabajan, otros son soldados que cuidan de la seguridad de todos y por último encontramos a la reina del hormiguero o de la colmena que se encarga de poner los huevos de las futuras crías.
Sin embargo la sociabilidad humana es superior a la de los animales porque las personas tenemos lenguaje y razón. El lenguaje humano posibilita que podamos reflexionar y pensar sobre muchas cosas. Podemos pensar qué es lo que está bien y lo que está mal. Gracias a nuestra razón y lenguaje podemos constituir códigos morales compartidos por grandes grupos humanas. Nuestra razón posibilita también una asociación política donde elaboramos leyes que nos comprometemos a obedecer. Organizarnos en torno a unas leyes escritas que pretenden beneficiarnos a todos conformando un Estado es algo que solo podemos hacer las personas. Y esto hace que nuestra sociedad política sea un grado de asociación superior que no poseen ni siquiera las abejas o las hormigas.
Precisamente porque los seres humanos tenemos lenguaje y pensamiento somos más sociales que los animales, pero también individuos autónomos que a veces entramos en conflicto con la propia sociedad. En cierto sentido esto es una paradoja. Pensamos sobre lo que está bien o mal, y decidimos actuar en consecuencia, a veces incluso en contra del grupo: somos libres. De modo que no siempre estamos de acuerdo en todo y solemos debatir y razonar para exponer nuestro punto de vista. A veces discutimos. Ciertamente la sociabilidad humana es superior a la de los animales porque es racional, pero también es inevitablemente conflictiva. El acuerdo no siempre está garantizado y vivir en sociedad nos puede producir a veces cierto malestar.
En las sociedades animales no hay conflicto porque no hay individuos con criterios propios. Las abejas y las hormigas no son individuos autónomos. Son más bien especímenes. ¿Qué queremos decir? Pues que cada abeja y cada hormiga son intercambiables, son equivalentes y prácticamente iguales. Se guían por su instinto y no tienen pensamiento ni criterio individual. Pero cada ser humano, aunque pertenezca a un grupo, es un individuo diferente al otro, pues tenemos nuestra propia personalidad. En nuestra individualidad no somos intercambiable: no somos especimenes, somos individuos diferentes. Esto hace que las asociaciones humanas sean más conflictivas que las colmenas y los hormigueros. A veces queremos estar solos porque la familia o los amigos nos agobian y otras veces queremos estar acompañados porque sentirnos participes de un grupo nos aporta bienestar. Kant, un filósofo alemán del siglo XVIII, solía decir al respecto que los seres humanos somos insociblemente sociables y Schopenhauer, un filósofo alemán del siglo XIX, expresó esta tensión entre individuo y sociedad con la sugerente fábula de los erizos que exponemos a continuación:

"Un grupo de erizos se apiñaron densamente un frío día de invierno para obtener calor y salvarse de morir congelados. Muy pronto, sin embargo, sintieron las púas recíprocas, lo que les obligó a separarse de nuevo. Cada vez que la necesidad de calentarse los reunía, volvía a presentarse aquel otro inconveniente, por lo que siempre se veían arrastrados entre uno y otro tipo de sufrimiento, hasta que finalmente encontraron una moderada distancia entre ellos que les permitía soportar la situación. Así, la necesidad de vivir en sociedad, nacida del vacío y de la monotonía del yo interior, atrae a los seres humanos los unos hacia los otros; pero sus numerosos rasgos desagradables y errores imperdonables vuelven a separarlos. La distancia intermedia, que terminan por hallar y hace posible su convivencia, viene dada por la amabilidad y las buenas costumbres. Es cierto que esa distancia satisface sólo a medias la necesidad de obtener calor recíproco; pero al menos evita que se sienta el dolor de las púas."

El conflicto entre el individuo y la sociedad no tiene por que ser siempre algo negativo. Cierto que el conflicto amenaza a la sociedad y, en el peor de los casos, puede desembocar en una guerra o en una revolución. Pero es precisamente el conflicto lo que hace a las sociedades humanas más creativas que las sociedades animales. Y la creatividad posibilita el progreso. A veces el individuo entra en conflicto con la sociedad y, aunque esto puede desestabilizar a la sociedad, también la puede enriquecer. Los grandes científicos muchas veces fueron rechazados por la sociedad de su época porque cuestionaban creencias y usos por todos admitidos, pero a la larga sus ideas se fueron asimilando a la sociedad y las hicieron mejores. Copérnico o Galileo son claros ejemplos de lo que queremos decir. Las sociedades humanas cambian con el tiempo: crecen y mejoran o entran en decadencia. Sin embargo las sociedades animales son siempre iguales. Una colmena actual es igual a una colmena de hace veinte siglos. Como no hay individuos, las sociedades animales son más estable; pero también menos creativas.




PREGUNTAS DEL TEMA 4: SOMOS SERES SOCIALES

1/Lee detenidamente el tema.
2/ Escribe un resumen del tema que ocupe entre una página y dos páginas.
3/¿Qué es la socialización primaria?
4/¿Qué es la empatía?
5/Los animales son especimenes y los seres humanos no. ¿Qué diferencia hay entre un espécimen y un individuo autónomo?
6/¿Por qué los seres humanos somos más sociales que los animales?
7/¿Por qué las sociedades humanas son más conflictivas que las sociedades animales?
8/ Pon V o F según sea Verdadero o Falso:

1_Organizarnos en torno a unas leyes escritas que pretenden beneficiarnos a todos conformando un Estado es algo que solo podemos hacer las personas

2_Los grandes científicos muchas veces fueron rechazados por la sociedad de su época porque cuestionaban creencias y usos por todos admitidos

3_En las sociedades animales no hay conflicto porque no hay individuos con criterios propios

4_En las colmenas hay leyes escritas y un Estado, como en las sociedades humanas

5_El conflicto entre el individuo y la sociedad es siempre algo negativo

6_En la fábula de los erizos al final todos los erizos se juntan mucho para darse calor y soportan el dolor de las púas de sus compañeros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario