TEMA 4
Nacemos
desvalidos, con necesidad de ser cuidados y alimentados. Por eso
nacemos en el seno de un grupo que se ocupará de nosotros. Este
primer grupo al que pertenecemos suele ser nuestra familia. En ella
se produce el primer aprendizaje social: el lenguaje. Con el lenguaje
aprendemos también costumbres y normas que benefician al grupo
familiar y fomentan el afecto y respeto mutuo. Sabemos que debemos
comer a una hora, lavarnos los dientes, etc. Con el respeto a
nuestros padres aprendemos a reconocer su autoridad. Y con el afecto
familiar desarrollamos nuestra empatía gracias a la cual somos
capaces de ponernos en el lugar del otro y sentir alegría o tristeza
con ellos. Solemos llamar a todos estos aprendizajes Educación. Los
sociólogos llaman a este proceso por el cual nos vamos educando en
la familia cuando somos pequeños socialización primaria. Dura
aproximadamente hasta que vamos al colegio, o sea, hasta los cinco o
seis años. Aunque en realidad la educación familiar sigue
produciéndose durante mucho más tiempo.
Según
vamos creciendo vamos descubriendo otras formas de sociedad. Se
produce entonces una socialización secundaria que dura toda la vida:
en la adolescencia con los compañeros de clase y las pandillas de
amigos aprendemos valores como el compañerismo y la lealtad. Cuando
somos adultos tomamos conciencia de que todos formamos una inmensa
sociedad donde la mayoría de usos, costumbres y valores son
compartidos. En ella distintos grupos humanos se dedican a diferentes
cosas, trabajan en distintos oficios para beneficio de todos. Unos
son panaderos, otros mecánicos, tenderos, ingenieros, etc.
Pertenecemos a una aldea o a un pueblo. Muchos pueblos semejantes se
unen y conforman un Estado o sociedad política. En el Estado todos
estamos sometidos a una ley y un poder que tiene suficiente fuerza
para obligarnos a cumplirla o castigarnos si no lo hacemos. La ley
pretende evitar injusticias y fomentar cierto orden con la intención
de beneficiar a todos.
Los
animales también son sociales a su manera. En muchos mamíferos como
los lobos o los leones el macho y la hembra constituyen, con sus
crías, una especie de asociación familiar necesaria para que las
crías salgan adelante. Y multitud de
familias
de abejas y hormigas son capaces de vivir juntas en una especie de
gran y compleja sociedad como son las colmenas y los hormigueros
conformando así algo parecido a las aldeas o pueblos humanos. Allí
cada uno sabe lo que tiene que hacer y todos realizan una actividad
para beneficiar al grupo: unos trabajan, otros son soldados que
cuidan de la seguridad de todos y por último encontramos a la reina
del hormiguero o de la colmena que se encarga de poner los huevos de
las futuras crías.
Sin
embargo la sociabilidad humana es superior a la de los animales
porque las personas tenemos lenguaje y razón. El lenguaje humano
posibilita que podamos reflexionar y pensar sobre muchas cosas.
Podemos pensar qué es lo que está bien y lo que está mal. Gracias
a nuestra razón y lenguaje podemos constituir códigos morales
compartidos por grandes grupos humanas. Nuestra razón posibilita
también una asociación política donde elaboramos leyes que nos
comprometemos a obedecer. Organizarnos en torno a unas leyes escritas
que pretenden beneficiarnos a todos conformando un Estado es algo que
solo podemos hacer las personas. Y esto hace que nuestra sociedad
política sea un grado de asociación superior que no poseen ni
siquiera las abejas o las hormigas.
Precisamente
porque los seres humanos tenemos lenguaje y pensamiento somos más
sociales que los animales, pero también individuos autónomos que a
veces entramos en conflicto con la propia sociedad. En cierto sentido
esto es una paradoja. Pensamos sobre lo que está bien o mal, y
decidimos actuar en consecuencia, a veces incluso en contra del
grupo: somos libres. De modo que no siempre estamos de acuerdo en
todo y solemos debatir y razonar para exponer nuestro punto de vista.
A veces discutimos. Ciertamente la sociabilidad humana es superior a
la de los animales porque es racional, pero también es
inevitablemente conflictiva. El acuerdo no siempre está garantizado
y vivir en sociedad nos puede producir a veces cierto malestar.
En
las sociedades animales no hay conflicto porque no hay individuos con
criterios propios. Las abejas y las hormigas no son individuos
autónomos. Son más bien especímenes. ¿Qué queremos decir? Pues
que cada abeja y cada hormiga son intercambiables, son equivalentes y
prácticamente iguales. Se guían por su instinto y no tienen
pensamiento ni criterio individual. Pero cada ser humano, aunque
pertenezca a un grupo, es un individuo diferente al otro, pues
tenemos nuestra propia personalidad. En nuestra individualidad no
somos intercambiable: no somos especimenes, somos individuos
diferentes. Esto hace que las asociaciones humanas sean más
conflictivas que las colmenas y los hormigueros. A veces queremos
estar solos porque la familia o los amigos nos agobian y otras veces
queremos estar acompañados porque sentirnos participes de un grupo
nos aporta bienestar. Kant, un filósofo alemán del siglo XVIII,
solía decir al respecto que los seres humanos somos insociblemente
sociables
y Schopenhauer, un filósofo alemán del siglo XIX, expresó esta
tensión entre individuo y sociedad con la sugerente fábula de los
erizos que exponemos a continuación:
"Un
grupo de erizos
se apiñaron densamente un frío día de invierno para obtener calor
y salvarse de morir congelados. Muy pronto, sin embargo, sintieron
las púas recíprocas, lo que les obligó a separarse de nuevo. Cada
vez que la necesidad de calentarse los reunía, volvía a presentarse
aquel otro inconveniente, por lo que siempre se veían arrastrados
entre uno y otro tipo de sufrimiento, hasta que finalmente
encontraron una moderada distancia entre ellos que les permitía
soportar la situación. Así, la necesidad de vivir en sociedad,
nacida del vacío y de la monotonía del yo interior, atrae a los
seres humanos los unos hacia los otros; pero sus numerosos rasgos
desagradables y errores imperdonables vuelven a separarlos. La
distancia intermedia, que terminan por hallar y hace posible su
convivencia, viene dada por la amabilidad y las buenas costumbres. Es
cierto que esa distancia satisface sólo a medias la necesidad de
obtener calor recíproco; pero al menos evita que se sienta el dolor
de las púas."
El
conflicto entre el individuo y la sociedad no tiene por que ser
siempre algo negativo. Cierto que el conflicto amenaza a la sociedad
y, en el peor de los casos, puede desembocar en una guerra o en una
revolución. Pero es precisamente el conflicto lo que hace a las
sociedades humanas más creativas que las sociedades animales. Y la
creatividad posibilita el progreso. A veces el individuo entra en
conflicto con la sociedad y, aunque esto puede desestabilizar a la
sociedad, también la puede enriquecer. Los grandes científicos
muchas veces fueron rechazados por la sociedad de su época porque
cuestionaban creencias y usos por todos admitidos, pero a la larga
sus ideas se fueron asimilando a la sociedad y las hicieron mejores.
Copérnico o Galileo son claros ejemplos de lo que queremos decir.
Las sociedades humanas cambian con el tiempo: crecen y mejoran o
entran en decadencia. Sin embargo las sociedades animales son siempre
iguales. Una colmena actual es igual a una colmena de hace veinte
siglos. Como no hay individuos, las sociedades animales son más
estable; pero también menos creativas.
PREGUNTAS
DEL TEMA 4: SOMOS SERES SOCIALES
1/Lee
detenidamente el tema.
2/
Escribe un resumen del tema que ocupe entre una página y dos
páginas.
3/¿Qué
es la socialización primaria?
4/¿Qué
es la empatía?
5/Los
animales son especimenes y los seres humanos no. ¿Qué diferencia
hay entre un espécimen y un individuo autónomo?
6/¿Por
qué los seres humanos somos más sociales que los animales?
7/¿Por
qué las sociedades humanas son más conflictivas que las sociedades
animales?
8/
Pon V o F según sea Verdadero o Falso:
1_Organizarnos
en torno a unas leyes escritas que pretenden beneficiarnos a todos
conformando un Estado es algo que solo podemos hacer las personas
2_Los
grandes científicos muchas veces fueron rechazados por la sociedad
de su época porque cuestionaban creencias y usos por todos admitidos
3_En
las sociedades animales no hay conflicto porque no hay individuos con
criterios propios
4_En
las colmenas hay leyes escritas y un Estado, como en las sociedades
humanas
5_El
conflicto entre el individuo y la sociedad es siempre algo negativo
6_En
la fábula de los erizos al final todos los erizos se juntan mucho
para darse calor y soportan el dolor de las púas de sus compañeros.
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